Hay carreras que son épicas por su propia naturaleza, por la dureza que entrañan, por los kilómetros casi infinitos que guardan. La Madrid-Segovia es una de ellas y nuestro compañero de equipo, Israel Gras, la afrontó tras una larga preparación. A su dureza unió durante el camino, otros obstáculos como podréis leer en esta crónica que aquí os dejamos para vuestro disfrute de la viva voz de su protagonista.
Empiezo mi crónica el viernes, un día antes de la prueba. Después de trabajar todo el día con muchos nervios pensando en la carrera, me voy a casa de mi madre. Allí me ducho y empiezo a preparar todo el material, lo primero poner dorsal en camiseta y guardar camisetas de reserva mas pantalón y calcetines. Justo cuando estoy colocando todo aparece mi madre con mi hija y las implico en la tarea. A mi hija le doy una hoja para que haga números de mi dorsal, el 157, para pegarlos en barritas y geles. Mi madre me prepara la cena, pasta con pollo. Ya con todo preparado y cenado sobre las 21:15 me voy a la cama y como es pronto me cuesta dormirme. Estoy de los nervios. Mi hija al rato se viene a dormir conmigo.
Sobre la 1:30 me despierto y tengo la sensación de que he dormido mucho. Estoy sin sueño y con ganas de levantarme. Mi hija también se despierta y hablamos un rato, está mas nerviosa que yo, me anima muchísimo y me da consejos para la carrera. Es la caña mi pequeña . A las 3 de la mañana suena el despertador. Nos ponemos en marcha, mi hija se levanta para verme prepararme, mi madre igual. Me visto y desayuno un par de donuts. Me despido con muchos besos de mi pequeña y de mi madre. Bajo de casa, que está en el barrio del Pilar. Camino y corro para ir a plaza Castilla. Sobre la Avenida de Asturias me encuentro a un hombre y al ver mis pintas de corredor me dice que me lleva a plaza Castilla para que no gaste fuerzas. Cuando lo veo bien lo reconozco, es miembro de la organización y en los entrenamientos que organizaron nos grababa. Buena persona.
Llego a plaza Castilla y hay ya bastantes corredores. La temperatura es muy buena. Me quito la camiseta interior para no ir agobiado en carrera. Dejo una mochila en el camión que va a Colmenar con botella de agua y un bidón de agua con sales para llevar menos peso. Me voy al arco de salida y allí me empiezo a encontrar amigos corredores, entre ellos Jose Basalo y toda la tropa de Segovia, con los que nos tomamos fotos, fluyen las risas y nos damos muchos ánimos. Queda poco para empezar mi primera Madrid-Segovia, estoy muy motivado y con las ideas claras de empezar despacio. Justo antes de la salida me encuentro a un amigo que buscaba para desearle lo mejor. David un buen corredor con el que he compartido entrenamientos y podio en Canencia. Me alegra mucho verle, nos hacemos unas fotos y empezamos la carrera juntos.
Nuestro ritmo es cómodo y vamos hablando hasta que paro un momento a hacer pis y acelero para cogerlo de nuevo. Se ha formado un grupo de corredores que vamos al mismo ritmo. Ahora le toca parar a David y yo sigo hacia adelante y justo llego a Tres Cantos al primer control de paso, primer sello. Está cruzando un puente al otro lado de la carretera, creo que voy entre los 20 o 30 primeros. Cuando vuelvo a cruzar me encuentro a David que va a sellar y le animo a que me siga. Por un segundo pienso en esperarle pero al final decido seguir al ritmo que voy pensando que me va coger en breve. Al cruzar el puente empieza el famoso carril bici, voy con un corredor, en el control se disolvió el grupo. Me llama la atención el corredor que va delante de mi por su altura.
Al rato miro para atrás y oigo un: «ya estamos aquí». Pienso que es David pero eran los chicos con los que había formado grupo antes. Me pongo hablar con uno de ellos y empezamos a tener dudas sobre el recorrido pero seguimos avanzando. En un momento dado dudo muchísimo, empezamos todos a opinar y miramos para atrás. Vemos que solo viene una persona y no me parecía David . Era la primera chica clasificada. Le preguntamos y nos dice que ella nos estaba siguiendo. Uno de los chicos toma la decisión de retroceder y todos hacemos lo mismo. Empezamos a correr todos más rápido y un poco mas adelante mirando hacia la derecha según vamos se ven luces de frontales de corredores. Nos habíamos perdido sin darnos cuenta.
El bajón psicológico es fuerte y tratamos de corregirlo corriendo rápido para entrar lo antes posible en carrera. Cuando llegamos al punto donde nos hemos perdido hay un hombre con una cámara que antes no estaba y un coche. Preguntamos pero no dice nada. Me veo muy atrás en carrera, con gente que va casi andando y me toca ir adelantando gente con poca visibilidad y un poco acelerado por incrementar el ritmo de carrera. Mi cabeza no deja de dar vueltas a lo ocurrido y empiezo a perder a los chicos con los que me perdí. Van pasando kilómetros y llego a Colmenar km 26,7. Allí hay un polideportivo donde tengo mi mochila y veo muchos corredores. Empiezo a asimilar que he perdido unos cuantos kms y minutos. Me siento un poco hundido y pensando que lo mismo no voy a tener las fuerzas para terminar la carrera.
Pido mi bolsa, cojo el bidón de agua con sales y me voy rápido para intentar recuperar tiempo y posiciones. El próximo control esta en el km 41,9 y mi cabeza no deja de pensar en lo perdido. Pregunto a un chico los kms que lleva y casi llevo yo 4 km y medio más. Una barbaridad para una carrera de 100 kms. Antes de llegar al control crecen los problemas en forma de dolor en la rodilla izquierda, un dolor que nunca había tenido. Más presión para mi cabeza. Noto también que voy un poco incomodo con el bidón de agua con sales en la mano. Por momentos pienso en tirar el bidón cuando llegue al control. Al sellar pregunto mi puesto y me dice que voy sobre el 200. Mi cara es un poema de enfado.
Relleno agua y justo cuando me voy a poner a correr veo a una amiga, Laura. Me saluda y le cuento lo que me ha pasado. Se queda sorprendida e intenta animarme. Le dejo el bidón de agua con sales para que se lo de a mi madre en el km 64,4, en Cercedilla. Me pongo en marcha y la rodilla me sigue molestando. Decido tomarme dos ibuprofenos y me doy réflex que llevo en la mochila. Avanzo muy incomodo, me paro y me vuelvo a echar réflex en la rodilla. En ese momento tan agobiante decido ponerme el iPod para desconectar. No suelo correr con música pero casualmente lo llevaba por alguna emergencia.
Muchos corredores me pasan por mi parón. Uno de ellos, con el que he compartido entrenos, me pregunta extrañado que hago por aquí. Le digo me he perdido intenta animarme pero yo estoy parado intentando colocarme los cascos, un poco hundido . Por casualidad me sale un disco de 50 cent que se llama «Animal ambition». El título me motiva y es sonar la música y empiezo a correr. La música me esta haciendo no pensar, parece que el dolor de la rodilla va a menos y empiezo a sentir fuerzas. Llego a una bajada con un terreno complicado donde me lanzo y empiezo a adelantar corredores, lo que me motiva a cambiar el chip.
Me vuelvo a encontrar al colega y lo vuelvo a saludar. Chocamos la mano. Ahora voy mas animado y con mas fuerzas para ir hacia adelante. Sin darme cuenta km 50 control de MATAELPINO. Pregunto mi puesto y me dicen 153. Me alegra ver que he podido adelantar a gente y la rodilla va mejor, aunque noto un poco la paliza de 50 km. Oigo en la plaza que alguien me llama y veo que son mis amigos de ALALPARDO, Tomas y José. Me alegra un montón verles y les digo que voy con ellos. Guardo el iPod y me siento feliz de poder compartir kms con ellos. Mi cabeza piensa en llegar al km 64,4 donde me esperan mi hija, mi madre y Luis, un amigo que quiere correr unos kms conmigo que además ha llevado a mi madre y mi hija en coche para que me puedan ver. Millones de gracias Luis te debo unas qué grande.
Este tramo de carrera me noto cansado y un poco dolorido pero voy feliz por ir con los amigos de Alalpardo, además toca subir la Barranca que parece una subida sin final, mas con el sol que está pegando. Hago esa subida andando y justo después hay control y avituallamiento. Creo que estoy por el puesto 123 lo que quiere decir que seguimos bajando posiciones y me marco como objetivo acabar entre los 100 primeros, aunque mi cabeza sigue dando vueltas a la pérdida de tiempo y kms de más. voy más animado y pensando que pronto voy a ver a mi hija .
Salimos del control y empezamos a correr, Tomás va bien y me empiezo a encontrar mejor pero Jose empieza a tener molestias y no va cómodo. Tomás me anima a tirar hacia adelante y me voy hacia mi objetivo que es llegar donde está mi hija para tomarme el puré que mi madre me había preparado. Por fin Cercedilla. Según voy llegando me encuentro a Alfon, otro amigo que ha venido a correr unos kms conmigo. Me alegra un montón ver a alguien del equipo Villalobos Running Team . A lo lejos veo a mi hija. Su sonrisa y sus ánimos me hacen recuperar fuerzas y voy con ella a sellar al control y toda la gente animando, momento muy bonito.
Después de sellar, mi ansiado puré y ver a mi mami que también me alegra un montón verla. Justo empieza a funcionar mi equipo de asistencia. Me cambian el dorsal de camiseta me preparan la mochila y me seco cabeza con la toalla mientras tomo el puré. No quiero parar mucho tiempo, solo cuento mi maldita historia de perderme y el dolor de rodilla pero ellos me animan a seguir con ganas. Salgo para empezar uno de los tramos mas duros de la carrera. Lo positivo es que voy con dos buenos ayudantes, Alfon y Luis que grandes .
Empezamos corriendo pero cuando empiezan las rampas vamos andando rápido, Alfon es el primero en abandonarme y Luis sigue subiendo un rato más conmigo pero se tiene que bajar para llevar a mi madre y mi hija a Segovia. Mil gracias! Continúo subiendo y me encuentro con un amigo con el que subo un poco pero lo dejo atrás. Estoy como loco por llegar al km 79,2, el Alto de la Fuenfria, pero la subida y el calor me están destrozando y mi ritmo baja. Me empieza a pasar algún corredor entre ellos un conocido que se llama Carlos «Charly guai». Me sorprende verle y no veas como sube con sus dos palos y música. Imposible seguir su ritmo. Yo continúo y cuando las rampas parecen menos duras me quiero poner a correr pero noto algo muy extraño en mi cabeza, como una pájara con alucinaciones muy fuerte.
Eso me hace volver a andar y pensar que mejor subir todo este tramo andando hasta el avituallamiento. No tenía ni agua pero pasito a pasito y con el ánimo de gente que esta de senderismo sigo subiendo. Por fin el alto de la Fuenfria y encuentro con los voluntarios, gente muy enrollada. Me vienen bien para descargar la mala energía y contarles mi pérdida mientras me tomo un vaso de coca cola con dos trozos de chocolatina de almendras. Me sientan bien así que repito. Salgo del control entre los 100 primeros. Más motivación para los últimos 20 kms. El tramo de la Fuenfria es de bajada con mucha piedra. Me lanzo a correr y tengo que ir sorteando piedras. Las piernas las tengo muy doloridas pero el ir sorteando piedras hace que las piernas se calienten y pueda correr aunque el ritmo no sea todo lo rápido que quiero.
Voy adelantando a corredores y casualmente adelantó a uno y al rato me adelanta él. Sin darnos cuenta estamos corriendo juntos. Empezamos a charlar y ya sabéis el tema estrella ja ja ja, cómo me perdí. Llegamos a otro control y sellamos juntos. Noto que voy mejor corriendo que andando por el terreno que vamos avanzando. Llegamos al km 90 y mi móvil muere. Por una parte es mejor ya que lleva toda la carrera recordándome los kms que llevo con lo que me hacía pensar en el error.
Nos hacemos una foto con su movil y me dice tira para adelante que voy a mandar un mensaje. Corro y noto que mis piernas van bien por este terreno y me motiva seguir adelantando a algún corredor. Empiezo a ver la granja y Segovia a lo lejos. Empiezo a sentir que voy a llegar a la meta donde está mi hija, mi madre y Anita, que ha venido después de trabajar para verme entrar a la meta, que mérito. Increíble, lleva desde las 3:30 de la mañana mandándome mensajes de ánimo, millones de besos, te debo unos tintos que ya sabes Cerveza NO .
En mis últimos kms, me siento como si no llevara tantos recorridos. Voy pasando a varios grupos de corredores que van destrozados y yo parece que voy entero. Ya estoy por las calles de Segovia casi con lagrimas en los ojos empiezo a sentir lo que me espera al entrar en meta. Además la gente de las tiendas animan al pasar. Ya quedan apenas 400 metros para la gloria y adelanto a otro corredor. Estoy en el último repecho donde veo a mi madre esperando, su cara de felicidad me la guardo en mi corazón. Está súper emocionada al verme. Llama a Anita para decirle que estoy llegando y un poco mas arriba está mi hija ALIONE muy emocionada.
Le doy la mano y miro a Anita que está de los nervios y con una pedazo de sonrisa. Veo el acueducto y curva a la izquierda para la meta. Uffffffff mil cosas pasan por mi cabeza, me siento súper feliz de ver que lo he conseguido y de pasar la meta con mi hija. Abrazo y beso a mi hija y justo en la entrada mis amigos SEGOVIANOS que se alegran al verme llegar. Pedazo de abrazo con Anita que esta súper emocionada y voy a por mi medalla. Ahora sí, con mi medalla, siento que todos estos meses de entrenamiento han merecido la pena. Ahora me toca descansar y desconectar un poco para volver a tener ilusiones con nuevos objetivos o retos. Solo me falta agradecer a toda la gente que me apoyado, llamándome, por whatssapp y Facebook. Me encantaría nombrar a todos pero no acabaría nunca. Creo que mi posición de carrera es el puesto 83 en un tiempo de 12:48’01» haciendo casi 106 km
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Gran historia¡¡¡ La verdad yo me perdí en dos ocasiones (cuando iba 4º y luego en el maldito kilómetro 90 cuando iba comodamente 6º). Al final acabé el 12º y entiendo la frustración de desorientarte (yo también lo hice varias veces) porque al final recorres más kilómetros, yo sin exagerar haría 107, y tu ‘coco’ ya no funciona igual y encima quieres recuperar lo perdido y corres más deprisa sacandote de punto. Esa es la cuestión que no acaban de entender la gente de la organización cuando les comentas que te has perdido. Una pena y enhorabuena por el puestazo…
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Reblogueó esto en Hay que tener ganas..!y comentado:
Un Lobo conquista Segovia
Va por ti Israel, una hazaña de este calibre, bien se merece conocerse y difundirse, hay que ser muy valiente para afrontar un reto de tal magnitud.
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